¿Qué pasa con los niños? Detección temprana de pérdida auditiva en niños

¿Qué pasa con los niños? Detección temprana de pérdida auditiva en niños

¿Cómo saber si es necesario realizar un examen auditivo a un niño?

Las siguientes, son algunas pautas que nos pueden alertar sobre la necesidad de una consulta audiológica en los niños de la familia.

Entre el 1º y 6º mes de vida, al bebé debe de llamarle la atención los ruidos, relajarse y dirigirse hacia la voz de la madre.

Entre los 3 y 6 primeros meses el bebé debe reaccionar con la aparición de un reflejo palpebral (abrir-cerrar los párpados) que a los 6 meses es similar a la de un adulto. Movimiento corporal tras las 2-4 primeras semanas de vida que se produzca ante la presentación de un ruido o “golpe” instantáneo.

A partir de los 6 meses el bebé debe ser capaz de girar la cabeza para localizar en el plano horizontal, de izquierda a derecha y realizar una localización frontal de sonidos. Comienza a balbucear intentando imitar ciertos sonidos o voces.

Desde el 6º mes hasta los 12 meses debería de realizar localización de la fuente sonora dirigiendo la mirada en cualquier plano, tanto horizontal o vertical (izquierda derecha, arriba abajo), localizar a alguien que lo esté llamando por su nombre y localizar sonidos breves e instantáneos con total normalidad.

A partir de los 12 meses hasta los 16 podrá señalar ruidos, objetos que el conozca al pedírselo, personas y balbucear de forma notable intentando hablar.

 

A partir de aquí se debe prestar atención a las emisiones vocales del niño, si son nulas, debemos sospechar; podemos decir que con 2 años de edad debe de ser capaz de pronunciar al menos 10 palabras independientes y aumentando poco a poco llegando a las 50 palabras con 2 años y medio y pequeñas combinaciones entre 2 ó 3 palabras. A partir de los 3 – 3 años y medio normalmente empiezan a expresarse con mayor claridad.


Realización de las pruebas audiométricas subjetivas dependiendo de la edad

Los primeros 6 meses y pasado las 2 primeras semanas, el estudio se realiza observando los «arcos-reflejos» ante la presentación de un estímulo. Consiste en observar estos reflejos como el reflejo palpebral o cócleo muscular (movimiento de los párpados o de alguna parte del cuerpo) ante sonidos de diferente intensidad.

Desde los 6 meses hasta los 2 años y medio el niño podrá ser explorado mediante pruebas audiométricas basadas en el condicionamiento ante la presencia de estímulos sonoros. Consiste en condicionar al niño, ante la presencia de un estímulo sonoro un muñeco se moverá con luces de colores, un tren o coche. Jugando con el niño y distrayéndolo, podremos presentar un estímulo sonoro para ver si el niño lo escucha y hace un giro para buscar el muñeco que utilizamos para el condicionamiento.

Desde los 2 años y medio hasta los 5 el niño podrá participar de forma más activa, se pueden realizar pruebas de exploración mediante el juego, en el que podremos condicionar al niño para que ante la presencia de un estímulo sonoro, introduzca una pelota en un cubo (por ejemplo). También pruebas de discriminación verbal en el que se presentan palabras a diferentes intensidades de objetos comunes y fáciles para su edad.

A partir de los 5-6 años podremos realizar la audiometrías al igual que en un adulto, siendo necesario en ocasiones varias sesiones para lograr todo el espectro frecuencial evaluado.

En el caso de detectarse algún problema auditivo, la adaptación de audífonos es primordial realizarla cuanto antes, siempre y cuando no exista solución quirúrgica o contraindicaciones para la adaptación de la prótesis auditiva. La realización de una adaptación temprana permitirá un mejor desarrollo sobre todo en el lenguaje y una buena integración escolar del niño. Diversos estudios certifican que la adaptación realizada en los 6 primeros meses de vida, consigue mejores resultados al cabo de los pocos años que aquellos niños que son equipados después de cumplir el año de vida.

A demás de estas pruebas subjetivas, hay otros estudios objetivos que se deben realizar de screening tanto al nacimiento como previo a la etapa escolar. Ante la sospecha o duda, consulte al pediatra del niño.

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